El desafío de enseñar y aprender a leer

La lectura puede definirse como el proceso de comprensión del lenguaje escrito para acceder a un significado (Ziegler y Goswami, 2005). Mientras el habla es una habilidad innata, el lenguaje escrito es una invención cultural, creada por el Hombre justamente con el objetivo de fijar la oralidad; como toda herramienta, es preciso aprender a utilizarla. Aprender a leer implica un esfuerzo. Para el niño se trata de una actividad cultural que “consiste en tomar conciencia de las estructuras de la lengua oral a fin de vincularlas con el código visual de las letras” (Dehaene: 2015). Aprender a leer resulta un desafío para los niños. Consecuentemente, enseñar a leer también lo es para los maestros.

La lectura refleja el lenguaje y, por lo tanto, las dificultades para aprender a leer dan cuenta de un déficit en el sistema de la lengua (Shaywitz E. y Shaywitz B., 2004). Dejando de lado problemáticas vinculadas a déficits sensoriales (vista u oído) o de inteligencia global, diversos estudios han comprobado que las dificultades para aprender a leer se vinculan principalmente con una conciencia fonológica pobre.

Existen dos grandes grupos de niños que llegan a la escuela primaria con problemas para abordar la lectoescritura: (i) aquellos que tienen dificultades de aprendizaje basadas en el lenguaje (problemáticas de origen neuro-biológico, como puede ser la dislexia); y (ii) aquellos que cuentan con una exposición pobre al lenguaje a edades tempranas –déficit generalmente asociado a contextos socioeconómicos bajos, es decir vinculado a factores ambientales.

Independientemente del origen de las dificultades para aprender a leer, la problemática para los niños que las presentan avanza en espiral: por su dificultad para adquirir conciencia fonológica, les resulta arduo decodificar palabras; por lo tanto, ven comprometidas sus posibilidades de adquirir fluidez lectora.

Esta dificultad tiene graves consecuencias a largo plazo. Altera las actitudes y la motivación de los niños para leer, desalienta la práctica de la lectura independiente fuera del aula, afecta el desarrollo del vocabulario y conduce a la pérdida de oportunidades para el desarrollo de estrategias de comprensión.
— (Torgesen: 2004)

Para evitar que esto ocurra, es fundamental intervenir de manera temprana y eficiente aplicando las mejores prácticas y herramientas pedagógicas basadas en la investigación científica. Aprendo Leyendo ofrece un modelo de enseñanza sustentado en los patrones neuro-biológicos involucrados en el proceso de alfabetización. El programa permite que todos los alumnos, incluso aquellos que presentan desafíos en el aprendizaje, logren superarlos y aprendan a leer.

El contexto

Para mejorar la calidad educativa de Latinoamérica en general, se vuelve imperioso plantear soluciones de fondo que permitan revertir los déficits en el aprendizaje. Lo que se pone en juego es el futuro de miles de niños y jóvenes, así como el de las economías regionales. Si se aspira a revertir esta crisis educativa, es imprescindible prestar especial atención a la alfabetización inicial.

Aprendo Leyendo nace en un contexto en que Latinoamérica hace foco en la grave crisis educativa que atraviesa; el programa está posicionado para revolucionar la forma en que se enseña y aprende a leer en español.